El Banco Central intervino en empresas ganaderas, aclarando los límites de su regulación en actividades productivas.
El Banco Central detalla por qué las inversiones ganaderas no caen bajo su regulación. Para incluirlas, sería necesario un cambio legal.
El Banco Central del Uruguay (BCU) salió al cruce tras las últimas repercusiones sobre inversiones ganaderas. Entre líneas y sin vueltas, el comunicado oficial despeja el terreno: ellos han actuado. Desde 2018, realizaron 11 intervenciones en empresas de este tipo, revisando papeles, contratos y listas de clientes. Pero acá no hay milagros: si el negocio es ganadero y no financiero, queda fuera de su radar.
Las inspecciones se enfocaron en diferenciar lo productivo de lo financiero. La Superintendencia de Servicios Financieros detectó que algunas propuestas rozaban la oferta de instrumentos financieros sin registro. En esos casos, se ordenó frenar la publicidad. En otros, las empresas ajustaron sus contratos y siguieron adelante, salvando las observaciones.
“Es un tema de marco legal”, resumió Washington Ribeiro, presidente del BCU. Con su tono técnico pero claro, explicó que mientras la actividad sea productiva –cría y engorde de ganado, por ejemplo– no entra bajo supervisión del Banco Central. Para incluirlas, habría que cambiar la ley.
El mensaje fue contundente: no es que el BCU mire para otro lado, sino que no le corresponde regular actividades que no son financieras. Y si alguien cruza la línea y se mete en terreno financiero sin autorización, ahí sí intervienen.
El comunicado también remarcó que las resoluciones son públicas y están disponibles para quienes quieran consultarlas. Un recordatorio tácito de que, aunque la polémica arrecie, los papeles están en regla y la información no es secreta.
En medio del ruido, Ribeiro marcó la cancha: “Si queremos que estas actividades entren en el marco financiero, hay que cambiar las reglas del juego”.
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