Médicos cuestionan decisiones oficiales y proponen un debate sobre el futuro del sistema sanitario ante la crisis mutualista.
La intervención al Casmu pone sobre la mesa los desafíos del sistema de salud, cuestionado por sus déficits y falta de previsión.
Un grupo de 17 médicos, actuales y exfuncionarios del Casmu, decidió plantarse frente al presidente Luis Lacalle Pou. Con una carta en mano, señalaron lo que, a su juicio, es una "animosidad" del gobierno hacia la mutualista. ¿El argumento? El Casmu fue la única institución intervenida, pese a que otras diez también presentaron números rojos.
Edelmiro Chelle, quien dedicó 27 años al Casmu y figura entre los firmantes de la misiva, no se mordió la lengua. Recordó que la propia ministra de Salud, Karina Rando, había revelado en el Parlamento las cifras del déficit de las mutualistas. Pero Chelle no se quedó solo en los datos; dio un golpe directo al sistema. “ASSE, la principal mutualista del país, tuvo un déficit de 821 millones de dólares en un solo año. ¿Y de dónde sale ese dinero? De Rentas Generales”, afirmó contundencia.
La herencia de un sistema cuestionado.
Chelle puso el foco en el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), al que responsabilizó de esta crisis. Según él, las fallas estructurales están ahí desde su implementación en 2008. Con una anécdota de aquellos años, recordó cómo, en una reunión con María Julia Muñoz, entonces ministra de Salud Pública, advirtió que el modelo se parecía demasiado al israelí, que solo dura seis meses. “No hubo previsión ni se evaluaron nuestras particularidades como país: menos nacimientos que fallecimientos y una población envejecida que demanda más recursos”, señaló.
También lanzó una crítica hacia el actual gobierno, acusándolo de haber desperdiciado la oportunidad de reformar el sistema o al menos plantear uno nuevo.
Casmu: ¿pecado capital o cabeza de turco?
Chelle defendió a la mutualista con pasión. La calificó como la tercera más fuerte del país en afiliados, con 180.000 socios y cuatro saldos positivos consecutivos. Subrayó que el Casmu no es solo un prestador de salud: invierte en educación médica continua e investigación. “No es una mutualista más, y mucho menos una común”, sentenció.
Sobre las declaraciones de Leonel Briozzo, próximo subsecretario del MSP, quien abogó por desplazar a las autoridades del Casmu, Chelle no ahorró críticas. Aseguró que Briozzo “habla desde afuera, sin documentación y sin considerar las leyes”. Y fue más lejos: “Si hubiera algo ilegal, las autoridades ya habrían sido apartadas y el caso estaría en la Justicia. Eso no pasó”.
La sombra del Sindicato Médico del Uruguay
Chelle no dudó en señalar al Sindicato Médico del Uruguay como uno de los responsables de lo que considera una “armada de persecución” contra el Casmu. “Los que queremos al Casmu no podemos quedarnos callados”, concluyó, en un tono que deja claro que este enfrentamiento está lejos de terminar.
El debate sobre el futuro del sistema de salud uruguayo sigue abierto, pero lo que parece claro es que el Casmu no piensa dejarse caer sin dar batalla. ¿Será este un capítulo más de las tensiones entre el gobierno, el sistema de salud y las mutualistas, o el inicio de una reforma largamente esperada? Solo el tiempo lo dirá.
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