Migrantes suben a aviones militares en medio de una operación masiva impulsada por la administración Trump.
Tropas, aviones y decretos migratorios: Trump ejecuta en una semana lo prometido en campaña, dejando claro su estilo de gobierno.
Una semana le bastó a Trump para dar el primer golpe en su cruzada contra los migrantes. Ese lunes, con el eco fresco de su juramento, firmó decretos, declaró emergencia en la frontera con México y empezó a mover tropas y aviones. Lo que prometió en campaña ahora es pura acción: detenciones, deportaciones y mensajes contundentes.
Desde la Casa Blanca, Karoline Leavitt, su vocera, no tardó en tirar cifras. “538 arrestados y cientos deportados”, publicó en redes, acompañando la declaración con fotos de personas subiendo a aviones militares. Y sí, las imágenes hablaron fuerte. Una de ellas, según el ICE, mostraba a 79 migrantes –31 mujeres y 48 hombres– partiendo desde El Paso, Texas, hacia Guatemala. Aunque las autoridades de ese país dudaron en confirmar si estos vuelos eran parte de la operación de Trump o de un plan ya programado, el impacto estaba hecho.
Pero la cosa no terminó ahí. El miércoles, el Departamento de Defensa anunció que mandaba 1.500 soldados activos, junto con inteligencia y apoyo aéreo, directo a la frontera. "Esto es solo el principio", dijo Robert Salesses, secretario de Defensa interino. El objetivo: frenar lo que Trump llamó "una invasión desastrosa".
En un discurso lleno de ovaciones, el presidente prometió deportar a millones, empezando por los "más peligrosos". Su retórica no escatimó en calificativos: “asesinos, criminales, animales”. Y mientras los aviones cargados de deportados cruzaban cielos, Trump se pavoneaba en sus primeras apariciones oficiales con un mensaje claro: "Promesas cumplidas".
No faltaron las críticas. Aaron Reichlin-Melnick, de American Immigration Council, calificó la operación de “pura propaganda”. Aseguró que estos vuelos ya eran frecuentes en administraciones previas, incluido el gobierno de Biden, que expulsó a 271.000 personas en 2024, un promedio de 742 por día.
Sin embargo, Trump no se quedó ahí. Reavivó el programa “Quédate en México” y desafió la ciudadanía por nacimiento mediante un decreto, suspendido de inmediato por un juez. También cerró las puertas a los refugiados que tenían entrada aprobada y eliminó medidas introducidas por Biden, como el "parole humanitario" y la aplicación CBP One, que permitieron la llegada de cientos de miles de migrantes en dos años.
El memo interno del Departamento de Seguridad Interior dejó en claro el objetivo: deportar rápido y sin pasar por tribunales. Una orden que ya empezó a cumplirse con fuerza.
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