Columna de humo negro se eleva desde un vertedero, reflejando el impacto del calor y la falta de controles.
Otro incendio afecta el vertedero municipal, reflejo de calor extremo, acumulación de basura y ausencia de controles regulares.
El calor aprieta, la tierra cruje bajo los pies, y el aire huele a humo negro que se mezcla con el polvo seco del vertedero. Este sábado, el vertedero municipal volvió a ser noticia. Otra vez un incendio, otro episodio de fuego y humo envolviendo los alrededores. ¿La causa? Nadie sabe con certeza, pero el calor y la falta de controles periódicos podrían estar en el centro de todo.
En el lugar, dos máquinas y una camioneta de bomberos lucharon por contener las llamas. No es la primera vez que esto ocurre, y la sensación de déjà vu es innegable. El vertedero, que debería ser un espacio controlado, parece convertirse en una bomba de tiempo con cada ola de calor. Los desechos acumulados, sin supervisión suficiente, hacen el resto.
La escena, ilustrada por la imagen que acompaña estas palabras, muestra la magnitud del problema. Un campo que se pierde en el horizonte, la vegetación luchando contra el avance de la contaminación, y, al fondo, una columna de humo denso que se alza imponente hacia el cielo. La postal de un problema que pide soluciones y no solo parches.
¿Qué podemos esperar? Sin controles regulares, estas situaciones seguirán siendo un ciclo repetido. Con este panorama, el vertedero municipal deja entrever que el calor y el abandono son un combo peligroso. Solo resta preguntarnos cuánto falta para que el próximo incendio vuelva a teñir el cielo de negro.