Las altas temperaturas dominarán los próximos días y los expertos recomiendan precaución para evitar golpes de calor.
Las temperaturas seguirán en ascenso y el calor extremo afectará a miles. La clave estará en cómo enfrentar estos días sofocantes.
El calor no pide permiso y esta vez tampoco da respiro. El aire se siente más pesado, cada bocanada es un recordatorio de que los próximos días no van a ser sencillos. No se trata de una simple jornada calurosa; es una seguidilla de días donde la sombra será un bien preciado y el agua, una necesidad constante.
Las mínimas no bajan de los 24°C y las máximas rozan los 40°C. Una combinación letal que convierte a varias regiones del país en hornos a cielo abierto. Y el alivio, si llega, será breve: algunas tormentas aisladas pueden aparecer en el horizonte, pero más que solución, traerán una pausa momentánea antes de que el bochorno vuelva con más intensidad.
Departamentos como Artigas, Paysandú, Salto, Rivera y Tacuarembó están en la primera línea del impacto térmico, pero el calor no discrimina y se extiende a Durazno, Colonia y Canelones, entre otros. El mapa entero arde, y la sensación térmica puede jugar todavía más en contra, haciendo que el cuerpo sienta temperaturas incluso más altas que las registradas.
El problema no es solo la incomodidad de moverse en un clima que parece derretir el asfalto. El golpe de calor acecha y no es un tema menor. Autoridades ya están en alerta y repiten la misma advertencia: hidratarse constantemente, evitar la exposición directa al sol en las horas críticas y no realizar esfuerzos físicos innecesarios. Porque cuando el cuerpo no aguanta, el golpe es real y peligroso. Niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas están en la mira como los más vulnerables.
En este escenario, la rutina cambia. Las calles pierden su ritmo habitual en las horas de mayor calor, los comercios adaptan sus horarios y quienes pueden se refugian en ventiladores y aires acondicionados que trabajan sin descanso. El verano aprieta y no hay mucho más para hacer que aguantar, buscar estrategias para sortear el sofoco y esperar a que el termómetro, en algún momento, dé un respiro.