Adultos mayores esperando durante horas frente al BPS de Salto, sin certezas ni asistencia.
Colas eternas, abuelos sin asiento y repagos sin dinero: usuarios del BPS en Salto denuncian una situación que califican de "vergonzosa" y piden soluciones urgentes.
Salto – La escena se repite, pero cada vez con más resignación e indignación. Desde temprano en la jornada, varios vecinos se acercaron a las oficinas del BPS en Salto para cobrar sus haberes, solo para encontrarse con colas interminables, demoras injustificadas y una ausencia total de dinero en los puntos de pago.
Una vecina, conmovida por la situación de su madre de 91 años, relató a Uruguay Al Día lo vivido: “Desde las doce del mediodía haciendo cola, sin un banco donde sentarse, y sin una respuesta clara. Querían el cambio, pero el cambio no aparece. No hay plata en los Redpagos ni nada”.
La mujer, como muchos otros, no pudo contener su malestar frente a lo que definió como “una vergüenza”. La falta de condiciones mínimas para los adultos mayores –sillas, agua, sombra o atención prioritaria– contrasta fuertemente con los discursos sobre inclusión y sensibilidad social.
Según informaron varios vecinos que se comunicaron con este medio, la falta de recursos no fue el único problema. Personal del lugar confirmó que, por horas, los Redpagos quedaron inactivos por “falta de disponibilidad de efectivo”, sin que se comunicara a los usuarios con la debida anticipación.
“Sacá una foto o andate al BPS, andá a los Redpagos y mirá con tus propios ojos. Es una barbaridad”, pidió indignada otra usuaria, mientras sostenía a su padre en silla de ruedas esperando bajo el sol.
La situación generó un fuerte malestar entre quienes dependen de ese dinero para cubrir medicamentos, alimentos o gastos básicos. En muchos casos, los usuarios deben recorrer varios kilómetros para llegar al punto de cobro, y no siempre cuentan con movilidad o ayuda.
La jornada dejó en evidencia no solo una falla operativa, sino una desatención profunda hacia quienes más necesitan del sistema. Mientras tanto, muchos se preguntan: ¿hasta cuándo vamos a naturalizar que nuestros abuelos pasen horas esperando por lo que les corresponde?