Mujer murió en la Cárcel de Mujeres y desató protesta en Colón
Una mujer murió en la Cárcel de Mujeres este domingo en la Unidad N°5 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), ubicada en Colón. La interna fue identificada como Katherine Maidana, de 30 años, quien tenía prevista su liberación para abril de 2025.
Tras conocerse la noticia, se desató una protesta dentro del establecimiento con quema de colchones y banderas. El desorden obligó a la intervención del Grupo GEO y de la Guardia Republicana, que ingresaron para apoyar a los funcionarios del INR. Según fuentes policiales, no hubo personas lesionadas, aunque se utilizó gas lacrimógeno para dispersar a las internas en los pisos 2 y 3.
Protesta y reclamos tras que una mujer murió en la Cárcel de Mujeres
La abogada de Maidana, Lorena Mercurio, expresó que la noticia sorprendió tanto a la defensa como a la familia. “Nos enteramos por internas que supuestamente en la madrugada se habría quitado la vida. Ella estaba a seis meses de recuperar su libertad y tenía un perfil activo de estudio y trabajo”, indicó.
Mercurio señaló que días atrás la joven había tenido un intento de autoeliminación y cuestionó que haya sido derivada a un sector con menor control. “Queremos que se esclarezca si hubo falta de acción o una omisión de la autoridad del establecimiento penitenciario”, afirmó.
Una amiga de la interna también manifestó dudas sobre lo ocurrido. En diálogo con Telenoche, dijo que la joven tenía planes de seguir estudiando y conseguir un trabajo para sostenerse junto a su hermana menor. “Nos llama la atención que, con visitas regulares, no se informara a la familia del intento previo ni se activara un protocolo de suicidio”, aseguró.
Investigación oficial y debate sobre el sistema penitenciario
Las autoridades del INR confirmaron que se investiga cómo fue que la mujer murió en la Cárcel de Mujeres y los disturbios posteriores dentro de la unidad. También se analiza si se cumplieron los protocolos de prevención y si existieron fallas en la supervisión de las internas en los pisos superiores.
El fallecimiento de Maidana no solo desató disturbios en el establecimiento, también abrió un debate más amplio sobre las condiciones de reclusión en Uruguay. Según cifras de la Institución Nacional de Derechos Humanos, la Cárcel de Mujeres opera con un nivel de hacinamiento superior al 120%, lo que complica las tareas de control y el seguimiento de las internas con antecedentes de salud mental.
Organizaciones sociales recordaron que en 2023 al menos seis mujeres privadas de libertad intentaron autoeliminarse en distintos establecimientos del país. En la mayoría de los casos, las defensas denunciaron la ausencia de protocolos específicos y la falta de personal especializado en atención psicológica. El hecho de que una mujer murió en la Cárcel de Mujeres a meses de recuperar la libertad acentúa las críticas sobre el sistema de prevención.
Vecinos de Colón señalaron que cada vez que ocurre un episodio de violencia dentro de la cárcel la tensión se traslada al barrio. “Se escuchan gritos, sirenas, y vemos salir columnas de humo por las quemas de colchones. Para la gente que vive acá es una situación de miedo”, relató una vecina a un medio local.
Los sindicatos penitenciarios también reclaman mejores condiciones laborales. Funcionarios del INR sostienen que muchas veces cumplen turnos extendidos con poco personal para custodiar pabellones enteros. “Si una interna tiene antecedentes de autoeliminación, debería estar bajo una vigilancia más estricta, pero la realidad es que no hay recursos humanos suficientes para hacerlo”, comentó un delegado sindical.
Desde el Ministerio del Interior se informó que la investigación será “profunda y exhaustiva” para determinar responsabilidades. Las autoridades adelantaron que se revisarán los protocolos de prevención de suicidios en todas las cárceles, con la posibilidad de aplicar nuevas medidas de monitoreo electrónico y asistencia psicológica reforzada.
El caso puso en primer plano la situación de la salud mental en contextos de encierro. Psicólogos consultados recordaron que muchas internas cargan con antecedentes de violencia de género, consumo problemático de drogas y situaciones de vulnerabilidad social. Sin un acompañamiento constante, el encierro puede profundizar esas heridas y derivar en crisis agudas.
El episodio también generó repercusiones políticas. Legisladores de la oposición solicitaron la comparecencia de la ministra del Interior para dar explicaciones en el Parlamento. Desde el oficialismo, en tanto, se maneja la posibilidad de reforzar el presupuesto destinado a programas de salud mental en cárceles.
Para la familia de Maidana, el pedido es claro: saber cómo y por qué ocurrió la muerte, y si pudo haberse evitado. “No es un caso aislado, es un reflejo de las falencias del sistema penitenciario”, subrayó su abogada.