Éxito, pero a distancia”: El calculado mensaje de De Brum que expone la primera fisura en la coalición de Salto

Análisis crítico de las declaraciones de Horacio de Brum, que revelan profundas fracturas políticas en la nueva coalición de gobierno de Salto

El diputado del Partido Colorado, Horacio de Brum, analiza la situación política en Salto, distanciando cuidadosamente a su sector de los nombramientos de la nueva administración y evidenciando la fragilidad de la coalición de gobierno​.


En el delicado ecosistema de la política de coaliciones, la victoria en las urnas es a menudo solo el preludio de una lucha interna mucho más compleja por el poder y la influencia. En ningún lugar es esto más evidente ahora mismo que en el departamento de Salto. Tras la reñida victoria de la Coalición Republicana en las elecciones departamentales de mayo de 2025, lo que debería ser un período de luna de miel de gobierno unificado ya está mostrando importantes signos de tensión. Las recientes y cuidadosamente redactadas declaraciones de Horacio de Brum, un destacado diputado del Partido Colorado, han servido como el primer temblor público, exponiendo las nacientes fracturas bajo la superficie de la nueva administración.

El mensaje de De Brum a la prensa local, transmitido con la calma pulida de un político experimentado, fue una clase magistral de distanciamiento estratégico. En la superficie, extendió sus buenos deseos —el obligatorio "deseamos éxito"— a los nuevos directores nombrados por el recién electo Intendente del Partido Nacional. Pero la sustancia de su declaración no residía en esta cortesía diplomática; fue un movimiento calculado para absolver públicamente a su facción política de cualquier responsabilidad en las elecciones de personal del nuevo gobierno. Al declarar explícitamente que los nombramientos fueron una "decisión personal del señor Intendente" y que los nombres no procedían de la cúpula del Partido Colorado, De Brum trazó una clara línea en la arena. Esta maniobra aísla a su sector de los posibles fracasos de los nuevos designados y, simultáneamente, le niega una parte de sus futuros éxitos.

El problema subyacente es de equidad y reconocimiento dentro de la coalición. De Brum señaló de forma sutil pero firme que muchos de los nuevos nombrados se identifican estrechamente con "Vamos Salto", el sector del Partido Nacional que encabeza la fórmula. Su recordatorio de que la victoria de la coalición se logró gracias al "trabajo de los diferentes partidos" fue un mensaje directo a los nuevos líderes: la victoria fue colectiva y, por lo tanto, el botín de la gobernanza también debería serlo. Se trata de un clásico agravio político, que sugiere que el socio mayoritario de la coalición está consolidando el poder en lugar de fomentar un gobierno verdaderamente colaborativo que refleje la diversa base de apoyo que lo llevó al poder. Esto crea un desequilibrio inmediato, en el que los socios minoritarios sienten que sus cruciales contribuciones han sido pasadas por alto en la distribución inicial de la influencia.

Quizás la parte más reveladora de la declaración de De Brum fue su comentario final: "En las próximas horas, evaluaré algunos acontecimientos políticos con la gente de mi sector político". Este no es el lenguaje de un socio contento y seguro; es una declaración de apoyo condicional. Sirve como una advertencia silenciosa de que la lealtad de su facción no es un hecho, y que estará sujeta a una revisión continua. Esto crea un estado de incertidumbre para el nuevo Intendente, que ahora debe gobernar sabiendo que un aliado clave está escrutando cada uno de sus movimientos, dispuesto a retirar su apoyo o a movilizar la disidencia si no se tienen en cuenta sus intereses. Transforma a su sector de miembro pasivo del gobierno a un actor activo, y potencialmente opositor, cuya lealtad debe ganarse continuamente.

La declaración de De Brum marca el fin extraoficial de la unidad de campaña y el comienzo de la realidad mucho más transaccional de gobernar. Fue una comunicación estratégicamente desplegada, diseñada para gestionar el riesgo, afirmar la influencia y arengar a su propia base política mostrándoles que está defendiendo activamente su participación en el nuevo gobierno. Aunque evitó cualquier declaración abierta de conflicto, el mensaje fue inequívoco. Los cimientos de la nueva coalición de gobierno de Salto se han puesto, pero estos primeros temblores sugieren que podrían haberse construido sobre una falla política. La forma en que el nuevo Intendente decida responder —ya sea con gestos inclusivos para reparar la grieta o con mano firme para consolidar su poder— definirá probablemente la estabilidad y el éxito de su administración en los años venideros.

© Todos los derechos reservados
República Oriental del Uruguay