
MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
El escritor keniano Ngugi Wa Thiong'o, frecuente candidato al Premio Nobel de Literatura, ha fallecido este miércoles a los 87 años de edad, tras más de seis décadas de carrera que lo han convertido en uno de los más insignes autores africanos e internacionales.
"Yo soy yo gracias a él en muchos sentidos", ha expresado su hijo Mukoma Wa Ngugi, también escritor. "Lo amo; no sé qué me deparará el mañana sin él", ha expresado en redes sociales al anunciar la muerte de su padre.
En el profuso haber de Ngugi Wa Thiong'o, una de las mayores voces africanas en el último centenio, encontramos reconocidas publicaciones que van desde la novela, como 'El río que nos separa' (1965) o 'Las nueve perfectas' (2018) --que lo convirtió en la primera persona nominada como escritor y como traductor al International Booker Prize--; pasando por numerosos cuentos, ensayos como 'Descolonizar la mente' (1986) y hasta el teatro.
Fue en los escenarios donde su obra 'Me casaré cuando quiera' (1977) lo convirtió en objetivo de la persecución del expresidente de Kenia Daniel Arap Moi (1979-2002) y víctima de sus numerosas violaciones contra los Derechos Humanos. De hecho, fue en sus largos meses de prisión sin juicio en los que escribió, sobre papel higiénico, su obra 'El diablo en la cruz' (1980), considerada la primera novela moderna en kikuyu, su lengua materna.
Adalid de la lucha por las lenguas minorizadas, Ngugi escribía en inglés, el idioma colonial de Kenia, hasta 1970, cuando empezó a escribir en su idioma natal y cambió su nombre anglófono, James Ngugi, por Ngugi Wa Thiong'o.
"Hay dos tipos de lenguas: las que marginan y las marginadas", explicaba en 2017 a la entrada de su conferencia en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), sirviéndose de ejemplos como el de los indios americanos, la población saami en Noruega, o la colonización japonesa de Corea.
"No son casos aislados", sino que "siempre hay un desequilibrio lingüístico en la base, que no es natural sino que es provocado por los hombres", explicó entonces el autor, lamentando que la lengua impuesta se asocie además a valores negativos como la opresión y la violencia.