Un acto deslucido: entre el adoctrinamiento político y la ausencia de reclamos reales. Foto: Gastón Britos/FocoUy
Lejos de representar los intereses de los trabajadores, el acto del Pit-Cnt pareció una tribuna política con propuestas vacías y sin un solo reclamo al gobierno.
Lo que debería haber sido una jornada para visibilizar los problemas reales de la clase trabajadora, terminó convertido en un acto partidario disfrazado de conmemoración sindical. El Pit-Cnt, lejos de levantar la voz por los trabajadores, ofreció este 1º de mayo un espectáculo plagado de consignas vacías, propuestas sin sustento y un silencio sospechoso frente al accionar del actual gobierno.
La ausencia total de reclamos concretos al Poder Ejecutivo fue lo que más sorprendió. El senador Álvaro Delgado no dudó en señalarlo: “Es el primer acto del Pit-Cnt donde no escuché un solo reclamo al gobierno”. La denuncia no es menor, considerando que el movimiento sindical históricamente se ha caracterizado por una postura crítica frente a los gobiernos de turno. Este año, el Pit-Cnt optó por callar.
Propuestas ridículas y mensajes desconectados
Entre las intervenciones más desconcertantes estuvo la del dirigente Sergio Sommaruga, quien propuso declarar una emergencia nacional por la pobreza infantil. La idea, planteada sin ningún plan serio ni detalles técnicos, fue presentada como una cruzada contra las “minorías privilegiadas”. En pocas palabras, un grito panfletario más que una solución real.
Otras “propuestas” no se quedaron atrás: reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial, desarrollo con redistribución automática, cambios estructurales sin un solo número ni estudio. Todo parecía sacado de una consigna estudiantil, sin conexión con la economía del país ni con la realidad del trabajador común.
Ni una palabra sobre la inflación que aprieta el bolsillo, ni una línea sobre la situación de las changas, ni mención alguna a la situación del transporte o la inseguridad laboral. El acto se convirtió en una tribuna del relato frenteamplista, donde el trabajador fue mero espectador.
Uso político de la cadena nacional
Para cerrar con broche de oro, el Pit-Cnt tuvo acceso —por primera vez en cinco años— a una cadena nacional de radio y televisión, que usó para difundir el mismo discurso ideologizado que ya había circulado en la calle. El uso de recursos públicos para una transmisión cargada de slogans y sin contenido concreto fue tan cuestionado como predecible.
Incluso desde sectores cercanos al oficialismo hubo incomodidad: el presidente Orsi evitó comprometerse con los reclamos y apenas se limitó a decir que los discursos fueron “jugados”.