La histórica emisión busca reforzar la estabilidad fiscal y ampliar el acceso al crédito.
En una jugada estratégica para reforzar las finanzas públicas, el Gobierno uruguayo emitió por primera vez bonos soberanos en el mercado de francos suizos. La operación, que recaudó el equivalente a 400 millones de dólares (aproximadamente 341 millones de euros), se divide en dos tramos con vencimientos a 5 y 10 años.
Cada tramo fue colocado por 160 millones de francos suizos, a una tasa de interés promedio anual del 1,33%. Según detalló el ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, participaron 75 cuentas, en su mayoría suizas, lo que demuestra la confianza que genera el país en los mercados internacionales.
¿Por qué emitir deuda en francos suizos?
La emisión tiene dos objetivos centrales: diversificar las fuentes de financiamiento internacional y continuar con el proceso de reducción del déficit fiscal. Al abrir este nuevo canal en moneda extranjera, Uruguay fortalece su perfil crediticio y minimiza riesgos de concentración en ciertas divisas o regiones.
Oddone destacó que “esta colocación permite acceder a un mercado estable, con tasas bajas y una demanda sólida por activos latinoamericanos con buen desempeño fiscal”.
Contexto económico: ¿en qué punto está el déficit?
Según datos oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el déficit fiscal del sector público se ubicó en 4,1% del Producto Interno Bruto (PIB). Las proyecciones del Banco Central del Uruguay (BCU) indican que este número podría descender hasta 3,5% para fines de 2025 si se mantiene el actual ritmo de ajuste fiscal.
El gobierno ha puesto en marcha una serie de reformas y estrategias de financiamiento que apuntan a lograr ese objetivo sin comprometer la inversión social ni la estabilidad macroeconómica.
Una señal para los mercados internacionales
La operación fue estructurada y colocada por los bancos BNP Paribas y UBS, dos actores clave en el mercado financiero global. La participación de estas entidades refuerza la credibilidad del país y puede abrir la puerta a futuras emisiones en otros mercados europeos.
Este movimiento también podría servir como ejemplo para otros países de la región que buscan alternativas de financiamiento fuera de los tradicionales mercados en dólares o euros.