Los jugadores uruguayos, cabizbajos, tras otro papelón que enciende todas las alarmas. Foto de Christian Alvarenga/Getty Images
Uruguay sumó otra derrota bochornosa en las Eliminatorias, sin ideas, sin alma y dejando su clasificación al Mundial 2026 al borde del abismo.
La selección uruguaya volvió a dar vergüenza. Otra vez. Esta vez fue Paraguay quien lo puso en su lugar. Un 2-0 que pudo haber sido una goleada si los locales se lo hubieran propuesto. Uruguay jugó sin sangre, sin plan, sin alma y dejó una imagen lamentable, impropia de su historia.
Paraguay manejó el partido de punta a punta
El equipo local dominó el partido desde el arranque. Mientras los paraguayos sabían perfectamente lo que hacían, los uruguayos parecían turistas. A los 13 minutos, Matías Galarza abrió el marcador ante una defensa uruguaya que parecía de papel. De ahí en adelante, todo fue un monólogo guaraní.
Araújo volvió a fallar y regaló el partido
Ronald Araújo, señalado como líder de la defensa, cometió otro error grosero. Un penal innecesario sobre Julio Enciso terminó en el segundo gol de Paraguay. Errores infantiles que a este nivel se pagan carísimo. Lo de la defensa celeste fue desastroso, sin orden, sin anticipo, sin autoridad.
Bielsa quedó paralizado, sin respuestas
Marcelo Bielsa, que llegó prometiendo intensidad, presión y juego ofensivo, esta vez no ofreció nada. Miró el desastre desde el banco sin poder cambiar la historia. Los cambios llegaron tarde, no alteraron el desarrollo y dejaron en evidencia que el equipo está perdido, desordenado y sin plan B.
El Mundial empieza a verse de lejos
Con esta nueva derrota, Uruguay queda en 21 puntos y es superado por Paraguay, que alcanza los 24. Lo que parecía una clasificación asegurada empieza a tambalear. El próximo partido ante Venezuela será una verdadera final. Si la Celeste no reacciona, la catástrofe quedará consumada.
La camiseta no merece esto
Uruguay no puede seguir dando estos papelones. No se puede salir a la cancha a caminar los partidos. La camiseta celeste exige actitud, compromiso y respeto. Lo de Asunción fue directamente una falta de respeto a la historia, a la gente y al propio fútbol uruguayo.