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La situación política de Venezuela provoca posturas divididas y tensiones diplomáticas mientras Uruguay ajusta su enfoque regional. Foto: Gastón Britos / FocoUy
El próximo gobierno uruguayo se posiciona ante la crisis venezolana. Castillo, directo y crítico, marca prioridades y rechaza presiones externas.
Castillo y la realidad venezolana: entre el debate y las prioridades locales
Juan Castillo, futuro ministro de Trabajo y secretario general del Partido Comunista, no se anda con rodeos. Al ser consultado sobre el inicio del tercer mandato de Nicolás Maduro, fue tajante: “Los venezolanos han elegido este gobierno y este gobierno se está integrando”. La declaración, hecha en una rueda de prensa este martes, llega en un contexto tenso, con denuncias de fraude electoral y un aluvión de críticas internacionales.
Pero Castillo no se quedó solo en el titular. Reconoció que hay “debates y miradas distintas” sobre la situación en Venezuela, aunque marcó la cancha al subrayar que “la preocupación central” del gobierno que asumirá el 1° de marzo son, sin vueltas, “los uruguayos”.
La sombra de la dictadura y el rol del Parlamento
En paralelo, la Comisión Permanente del Parlamento uruguayo emitió un comunicado con los votos del oficialismo donde sentenciaron: “Hoy nadie puede negar que es una dictadura”, en referencia al gobierno de Maduro. Una afirmación que pone más leña al fuego en el debate sobre la legitimidad del régimen venezolano.
Castillo, sin embargo, redobló la apuesta. Apuntó contra Edmundo González Urrutia, el candidato opositor a Maduro que se autoproclamó presidente, señalando que “tampoco mostró las actas”.
“Hay que decir toda la verdad”, disparó Castillo. Y fue más allá: “Si González Urrutia no pidió reunión con (Yamandú) Orsi, no íbamos a estar recibiéndolo. Orsi no tiene que atender a todo el mundo que anda a la vuelta y menos si no es nadie”.
Lacalle Pou y el dilema de la recepción
En cuanto al encuentro entre González Urrutia y Luis Lacalle Pou, Castillo adoptó un tono más pragmático: “Nadie le puede impedir al presidente que reciba a quien él quiera”. Una frase que deja entrever la fina línea que separa la diplomacia de la política interna.
Por último, y quizás dejando abierta una interrogante clave, Castillo afirmó que será el mandatario electo quien decidirá si Maduro será invitado a la ceremonia de asunción. Un gesto simbólico que, sin duda, dirá más que mil palabras sobre la postura uruguaya frente al gobierno venezolano.
Con este tablero político en constante movimiento, queda claro que, en Uruguay, la discusión sobre Venezuela no es solo un tema de política exterior, sino una pieza más en el complejo ajedrez de prioridades y alianzas locales.
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