Pacientes denuncian demoras en consultas médicas que no coinciden con los datos oficiales. Foto: Gastón Britos / FocoUy
El MSP asegura que la mayoría de mutualistas cumple con los plazos, pero los pacientes relatan demoras prolongadas. Se trabaja para mejorar registros y accesibilidad.
Una sensación que se ha vuelto común entre los usuarios del sistema de salud uruguayo es la dificultad para conseguir hora con un especialista. Quienes no pueden pagar un seguro privado viven con frustración cada intento: demoras prolongadas, sistemas que no funcionan, llamadas que no se atienden y respuestas que nunca llegan.
Sin embargo, los registros del Ministerio de Salud Pública (MSP) muestran otra cosa. Según los datos del primer semestre de 2024, la mayoría de las mutualistas informa que cumple los tiempos establecidos por normativa: menos de un día para especialidades básicas como medicina general, pediatría o ginecología, 48 horas para cirugía general y hasta 30 días para el resto.
Las cifras no reflejan lo que el usuario realmente vive
La pregunta clave es: ¿por qué esas cifras no coinciden con lo que miles de personas experimentan? La respuesta, según el propio MSP, es que los datos actuales no miden lo que se quiere medir.
Así lo explicó la economista Gabriela Pradere, presidenta de la Junta Nacional de Salud (Junasa): “Necesitamos mejorar los sistemas de información para medir este tema. El sistema actual no permite registrar la experiencia real del usuario”.
Esto significa que si una persona llama y le dicen que la agenda no está abierta, o que debe llamar en otro horario, ese intento no queda registrado. Tampoco se considera si la única cita disponible es en otra ciudad, o si el paciente pidió un especialista específico. Todo eso queda afuera del cálculo.
La brecha entre las cifras y la realidad preocupa a las autoridades
Desde el MSP reconocen que existen dificultades reales. Y si bien los datos formales dicen una cosa, los reclamos y las quejas que reciben políticos, colectivos de salud y organizaciones ciudadanas muestran otra: la insatisfacción es alta y persistente.
Además, los registros actuales solo toman en cuenta el tiempo entre la solicitud de cita y la fecha asignada para el primer especialista disponible. Si un usuario no puede aceptar ese día o pide por otro médico, no se contabiliza.
Mejorar los sistemas de información, una urgencia compartida
Una de las prioridades del equipo actual del MSP es mejorar urgentemente los sistemas de información. Porque no solo hay demoras en las consultas, sino también en estudios diagnósticos como tomografías, radiografías o biopsias. Y ahí ni siquiera existe una normativa que establezca cuánto puede demorar el procedimiento ni su devolución.
La directora nacional de Salud, Fernanda Nozar, admitió que “los tiempos de espera en muchos aspectos trascienden lo recomendado”.
La idea es definir procesos estandarizados para poder medir con precisión, distinguiendo entre estudios urgentes, coordinados o de control, y así definir tiempos de respuesta razonables y ajustados a la realidad.
Soluciones a corto y largo plazo en discusión
A corto plazo, el objetivo es mejorar los tiempos en especialidades básicas, estudios complementarios y procedimientos quirúrgicos. Para eso ya hay grupos trabajando con especialistas, incluyendo a los anestésico-quirúrgicos.
También se analiza modificar normativas y aumentar los controles, aunque desde Junasa advierten que eso no siempre soluciona el problema. “Si en un departamento no hay médicos dispuestos a vivir allí, por más multas que pongas, no resolvés nada”, señaló Pradere.
El interior del país, el más afectado por la falta de especialistas
En teoría, Uruguay cumple con la cantidad de médicos por habitante recomendada por la OMS. Pero al mirar la distribución territorial, especialmente al norte del Río Negro, la inequidad es clara.
El médico intensivista Julio Pontet lo resume así: “En Montevideo hay médicos, el problema en el interior es que no llegan”.
Esto genera un cuello de botella que empeora los tiempos de espera en localidades pequeñas y deja a muchas personas sin atención adecuada por falta de recursos humanos.
Cambiar la forma en que usamos el sistema también es clave
Desde el MSP reconocen que no todo pasa por aumentar recursos. También es necesario cambiar la cultura del uso del sistema de salud.
Según Pontet, entre el 80% y 85% de las consultas deberían resolverse en el primer nivel de atención. Sin embargo, muchos pacientes van directo al especialista por dolencias menores que podría atender un médico general. Eso sobrecarga las agendas y quita espacio a quienes sí lo necesitan.
Un ejemplo concreto: un tapón de cera en el oído debería tratarlo un médico general, pero termina en la agenda del otorrino, generando retrasos innecesarios.
El rol de la comunicación y la coordinación entre instituciones
Para lograr ese cambio cultural, el MSP planea trabajar con el área de comunicación del Estado, con campañas que expliquen cómo y cuándo acudir a cada nivel del sistema.
También se apuesta a fortalecer redes de asistencia compartida entre instituciones. Durante la pandemia funcionó en el tercer nivel (hospitales), pero no se aplica al primer nivel ni a las especialidades.
Ahí hay, según Pontet, una gran oportunidad de mejora que podría aliviar la presión del sistema sin requerir más recursos.
ASSE también enfrenta desafíos en especialidades puntuales
La Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) está elaborando un diagnóstico interno. Ya se detectaron listas de espera prolongadas en dermatología, otorrino y oftalmología, entre otras.
Desde el MSP informaron que se está desarrollando una estrategia intra y extrahospitalaria para abordar estos cuellos de botella de forma integral.