Una multitud agitó banderas por Cristina, mientras la unidad política sigue sin aparecer. (Maximiliano Luna)
La ex presidenta reapareció con un mensaje desde su casa. Miles marcharon, pero sin señales concretas de unidad ni claridad en la estrategia peronista hacia 2025.
Un hombre mayor, apoyado en un bastón, esperaba paciente a un costado del ingreso vip. Sostenía el libro “Sinceramente” en alto y les gritaba a los dirigentes que pasaban: “¡Hay que unirse para volver!”. Fue uno de los primeros en cantar “Vamos a volver”, ese viejo grito de guerra kirchnerista. En segundos, otros se sumaron. Tenían la canción atragantada desde hace tiempo.
La Plaza de Mayo estaba repleta. Cristina Kirchner no subió al escenario, ni siquiera salió al balcón. Envió un mensaje grabado, en su primera aparición pública tras el inicio del cumplimiento de la condena por la causa Vialidad. “En esta etapa es necesario organizarse para clarificar cuál es el verdadero problema del país. Vamos a volver con más sabiduría, más unidad y más fuerza”, dijo.
Detrás de la mística del grito colectivo, el peronismo transita un momento tenso y sin brújula. La marcha fue interpretada por muchos como un acto de lealtad hacia la figura de CFK, pero también como una despedida simbólica de su centralidad política. Algunos la vieron como el inicio del fin. Otros, como una plataforma para la reconstrucción.
La Cámpora será la principal fuerza política que luche por mantener vivo y fuerte el liderazgo de CFK.
En las agrupaciones cercanas a La Cámpora el mensaje fue claro: Cristina no se baja del todo. Pero en otros sectores del PJ admiten que el tiempo apremia y que las listas deben definirse ya. La falta de una estrategia común para enfrentar a Javier Milei pone en evidencia las grietas internas.
En la plaza no estuvieron todos. La CGT no movilizó formalmente, los gobernadores no se hicieron presentes, y algunos sectores sindicales solo enviaron representantes. Axel Kicillof y Ricardo Quintela fueron las excepciones. No hubo foto de unidad, y eso dejó expuesta la realidad: el respaldo a Cristina no implica una estrategia común para lo que viene.
Axel Kicillof fue parte del acto en la Plaza de Mayo (Maximiliano Luna).
El kirchnerismo más duro insiste en que hay 2027. La consigna es clara: ella puede volver. Pero el peronismo debe rearmarse antes. Y para eso, necesita más que épica. Necesita acuerdos. Necesita definiciones. Y sobre todo, necesita nuevos liderazgos.
En el centro del debate quedó una frase que, según Guillermo Moreno, dijo Sergio Massa en una reunión partidaria: “Acá somos los peronistas contra los libertarios”. La consigna convence a varios, pero la hoja de ruta para llegar a ese escenario todavía no existe.
Los resultados de las elecciones provinciales serán clave. Especialmente en Buenos Aires, donde se miden fuerzas reales. El camino hacia 2025 está abierto, pero lleno de piedras. Y mientras tanto, la líder más influyente del espacio no puede ni salir al balcón.
La marcha terminó, pero el ruido interno recién empieza. La discusión por el reordenamiento del peronismo será larga, agitada y decisiva. Porque si el movimiento quiere volver a competir, deberá primero encontrar su norte.