El voto de un diputado que dejó sin medicamentos a los más vulnerables. Foto: Dante Fernandez / FocoUy
El diputado Perrone votó la Rendición de Cuentas dejando fuera medicamentos vitales, traicionando a enfermos, al pueblo y al propio electorado de Cabildo Abierto.
El diputado de Cabildo Abierto, Álvaro Perrone, se convirtió en el símbolo más evidente de la hipocresía política. Con total desparpajo, defendió su voto afirmativo a la Rendición de Cuentas como un acto de “responsabilidad”, mientras dejaba afuera a quienes más necesitan: los enfermos que dependen de medicamentos de alto costo para sobrevivir. Llamarlo “acto de responsabilidad” es casi una burla: lo que hizo fue apuñalar por la espalda al pueblo que juró defender.
Según sus propias palabras, la decisión fue “consciente” y tomada junto a la diputada Silvana Pérez. Y eso es justamente lo más grave: no fue un error, fue una elección deliberada. Una traición hecha y derecha, sin remordimientos.
Perrone dijo conocer la situación de ASSE, y por eso —según él— votó esta rendición. ¿Cómo se puede entender que alguien que dice saber lo mal que está la salud pública, apruebe un presupuesto que le niega medicamentos a quienes luchan cada día por su vida? Es una paradoja que solo puede explicarse por desprecio al votante o complicidad con los arreglos políticos que siempre terminan hundiendo a los más vulnerables.
Durante la sesión, Perrone admitió que votó artículos con los que no estaba de acuerdo —como la prórroga de la ley de género— y también avaló una vieja financiación a un frigorífico extranjero. Todo eso lo tragó sin chistar, demostrando que cuando llega el momento de actuar, el discurso de "defensa del más débil" se cae a pedazos.
Su justificación, basada en que “no hubo ningún acuerdo secreto”, no solo suena hueca, sino que insulta la inteligencia de cualquier ciudadano. La gente no necesita pactos secretos para darse cuenta de que fueron traicionados a plena luz del día. En redes y en su propio partido no tardaron en señalarlo como lo que es: un traidor al mandato popular, un peón del sistema que dice combatir.
Y la historia no miente. Cabildo Abierto viene en picada desde hace tiempo, y el motivo es claro: con cabildantes como Perrone, que se arrodillan ante el poder político y desprecian las verdaderas urgencias de la gente, el partido no necesita enemigos. La derrota en las elecciones nacionales fue el reflejo exacto del repudio social.
Este voto a espaldas del pueblo fue mucho más que un mal movimiento político. Fue un golpe bajo a pacientes oncológicos, a personas trasplantadas, a madres y padres desesperados que esperan medicamentos imposibles de pagar. Perrone no solo les falló, los abandonó con plena conciencia, los entregó.
Mientras dice “priorizar a los más débiles”, dejó sin respaldo a los que ya están de rodillas. Mientras habla de “compromiso”, eligió el silencio cómplice. Mientras se llena la boca de “responsabilidad”, negó a los enfermos la oportunidad de seguir peleando por su vida.
No hay excusa posible. Esta es la traición más humillante de Cabildo Abierto desde su fundación. Y si algo dejó claro este episodio, es que la traición no se disimula con discursos bonitos. Se ve en los votos, y en este caso, ese voto quedará como una mancha imborrable.