¿Dónde estaba ADEOMS cuando Lima echó a 252 municipales en Salto? | Noticias Uruguay y Actualidad Nacional - Uruguay Al Día

¿Dónde estaba ADEOMS cuando Lima echó a 252 municipales en Salto?

Adeoms quiere conflicto tras resolución de Albisu, pero en 2015 no defendió a despedidos. Doble discurso sindical en Salto.

El sindicato argumenta que hoy defiende a los trabajadores, pero en 2015 guardó silencio.


Adeoms hace hoy un escándalo diciendo que la resolución de Albisu es legal, y que eso atenta contra los derechos de los trabajadores. Pero no nos equivoquemos: están haciendo un show. Porque cuando Lima decidió echar a 252 funcionarios, el gremio ni apareció a defenderlos. Qué conveniente es rasgarse las vestiduras ahora.

Albisu resolvió poner orden en las licencias sindicales: que presenten la solicitud por expediente, con 2 días de antelación o 1 si es urgencia, y un tope de 400 jornales por año para toda la dirigencia. Para el sindicato, esto es un ataque. ¿Pero dónde estaban cuando sus afiliados fueron despedidos sin ningún tipo de respaldo?

La Intendencia está en rojo por una deuda grande que heredó, y necesita servicios funcionando. Ahí, Albisu reglamentó dentro de la ley: regula, no elimina el derecho. Nadie les quita la licencia, solo les exige justificarla y ajustarse al orden. Son condiciones sensatas en cualquier ámbito de trabajo público, más aún con recursos limitados.

ADEOMS hoy proclama que defiende los trabajadores. Justo. Pero en 2015, cuando Lima llegó y removió a decenas exigidos, el gremio miró para otro lado. Se dijo que hubo negociación, sí; pero muchos afiliados quedaron afuera igual, y no hubo una asamblea para explorar el contexto. Fue un entredicho incómodo. Hoy, el sindicato quiere mostrarse como defensor; entonces, ¿por qué no lo hizo cuando la hoja estaba sobre la mesa?

Hay quienes dicen: es libertad sindical que Albisu toque un convenio inexistente desde hace años. Pero la libertad sindical no es licencia para el clientelismo perpetuo. Y si ADEOMS se queja de vulneración de derechos hoy, contradice su silencio pasado cuando pactó transformaciones irregulares. Es doble discurso.

Por otro lado, el sindicato denuncia una campaña política del gobierno municipal. Pero esa narrativa no tiene sustento salvo en la indignación pública. Albisu se reunió, dialogó; el gremio fue convocado al MTSS y la Intendencia se ausentó. Eso, sí, fue grave. Pero el conflicto lo pone quien reclama la falta de trato ampliamente mediático antes que institucional.

Es claro que ADEOMS pretende instalar el conflicto como estrategia. Lo anuncia: harán una asamblea para poner en pie una etapa de conflicto. Esto podría perjudicar a todos, pero les sirve para mostrar músculo. Es movilización por movilización; el asunto está en la forma, no en el fondo.

La Intendencia no ha bloqueado licencias, solo las encuadra. Está instaurando un convenio que antes no existía y que le da al sindicato la posibilidad de seguir operando, pero dentro de un marco ordenado. Adeoms parece creer que esa regulación es una afrenta, como si la licencia sindical debiera ser chequera abierta y permanente. Es una defensa corporativa disfrazada de resistencia gremial, y eso pincha.

Además, hay que recordar que el estatuto sindical uruguayo prevé negociación colectiva. Esta resolución es el inicio de una negociación. ¿Por qué no lo ve ADEOMS como parte del circuito democrático, y en cambio lo tilda de ataque? Es contradictorio.

El impacto real de esta reglamentación es orden y transparencia. Eso puede incomodar a algunos dirigentes, pero beneficia al resto de los municipales y a la población que paga tasas. Y si el gremio hoy no lo ve así, está perdiendo la oportunidad de marcar diferencias dentro de su propia base, en vez de buscar un conflicto mediático que solo genera ruido y desgaste.

Ahora bien, si hablan de vulneración de libertades sindicales, deberían explicar por qué ese concepto no se activó cuando tocaban los contratos en 2015. Fue entonces cuando Albisu eliminó puestos por falta de convenio y exceso de gasto. El gremio no levantó bandera; al contrario, partió en silencio esa falta de orden. Hoy hacen campaña. Es un relato que no resiste comparación.

En la calle, la gente percibe esto como doble vara. Es entendible que quieran proteger a sus afiliados. Pero también cuestionable mandar a la gente a parar un conflicto cuando no supo defenderlos en la crisis anterior. Esa herida no se cubre apelando a discursos legalistas, menos cuando el respeto al derecho solo lo reivindican en el presente.

La resolución no les quita la licencia: se les exige procedimiento. Eso es razonable. Si hacen huelga o asamblea, tienen medios. Pero el conflicto como herramienta inicial, sin primero agotar canales, expone que hoy se trata de una defensa simbólica, no de una defensa funcional.

En definitiva, este relato de “nos atacaron” suena hueco cuando uno mira hacia atrás. Si tienen dudas legales, adelante con recursos. Pero que no usen esos mismos argumentos que ignoraron cuando sus afiliados quedaron tirados. Eso es inconsistencia.

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