Negligencia sin freno: DAC vuelve a estar en la mira tras otro envío clave que terminó en desastre

Un horno industrial llegó dañado por el transporte. DAC no responde, y la justicia deberá decidir sobre su responsabilidad

La negligencia de una empresa de transporte arruina un proyecto clave, dejando a su cliente sin respuestas ni soluciones claras.

El envío de un horno industrial llegó destruido, dejando en evidencia un patrón de negligencia empresarial y falta de controles.


La ilusión de encender el horno de un nuevo negocio en Salto se apagó antes de comenzar. Un vecino de la ciudad, lleno de entusiasmo y sacrificio, esperaba recibir el equipo clave para arrancar su panadería: un horno industrial comprado con ahorros acumulados tras mucho esfuerzo. Pero cuando llegó el envío, la esperanza quedó destrozada junto con el electrodoméstico. Lo que debía ser el inicio de un sueño se convirtió en una pesadilla, cortesía de la empresa de transporte DAC.

"¿Quién se hace responsable?"

El damnificado, que no podía creer el estado en que llegó su inversión, intentó buscar soluciones con la empresa. Pero, según su relato, la respuesta de DAC fue tan fría como las ruinas de su horno: nada de compensación, ni una pizca de voluntad para reparar el daño. “Después de tanto sacrificio, quedé sin nada”, lamentó el salteño, quien ahora confía en la justicia y ya inició acciones legales.

Un patrón que se repite

El caso no es un accidente aislado. DAC carga con un historial preocupante de negligencias. Varios clientes aseguran que la empresa rara vez asume la responsabilidad cuando algo sale mal. Ejemplo de esto fue el incendio de uno de sus camiones el año pasado, que destruyó la carga de múltiples envíos. Nadie recibió una indemnización, y la empresa siguió operando como si nada.

“Es increíble que una compañía que maneja tanto volumen sea tan irresponsable. Estamos hablando de los sueños y proyectos de vida de las personas”, criticó un empresario local, indignado tras conocer el caso.

Más que un horno: un sacrificio hecho cenizas

Para el vecino de Salto, el horno no era solo un electrodoméstico. Era el cimiento de su futuro, la pieza clave para abrir una panadería y empezar a generar ingresos. Con un precio cercano a los 70 mil pesos, el golpe no fue únicamente al bolsillo, sino también al ánimo. “Esto me destrozó. Me costó mucho llegar hasta acá”, confesó con evidente frustración.

El rol de la justicia y la gran pregunta

Ahora, con el caso en manos de los tribunales, crece la presión para que DAC enfrente las consecuencias de sus acciones. Pero en Salto, y probablemente en todo el país, la pregunta persiste: ¿quién controla a las empresas de transporte? ¿Hasta cuándo los clientes deberán cargar con los costos de la negligencia empresarial?

En el mundo de los negocios, la confianza lo es todo. Y si algo ha quedado claro, es que DAC lleva tiempo sin honrar ese principio. La pelota está en la cancha de la justicia. ¿Se impondrá finalmente un límite al descontrol? Ojalá que sí, porque detrás de cada paquete roto hay una historia que no debería ser ignorada.


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