.jpg)
Científicos argentinos buscan comprender el impacto neurológico del COVID persistente en pacientes recuperados.
Investigadores del Conicet y UNSAM detectaron cambios cerebrales en pacientes con COVID persistente. Estudian biomarcadores no invasivos para mejorar diagnóstico y tratamiento.
Cinco años después del inicio de la pandemia, investigadores argentinos siguen explorando cómo el SARS-CoV-2 puede dejar huellas en el cerebro, incluso en personas que cursaron la enfermedad con síntomas leves o moderados. El fenómeno del COVID persistente, también llamado “long COVID”, afecta a millones de personas en el mundo con secuelas que van desde fatiga hasta dificultades cognitivas.
En este contexto, un equipo del Conicet y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) lleva adelante un estudio para identificar posibles alteraciones cerebrales asociadas a estos síntomas persistentes. La investigación, iniciada en 2023, fue publicada recientemente en la revista BMC Neurology.
Martín Belzunce, investigador del Conicet y coordinador del proyecto, explicó que se analizaron imágenes por resonancia magnética de 137 personas, de las cuales 109 manifestaban síntomas más de tres meses después de haber cursado COVID-19. Según detalló, “se observaron signos de atrofia leve y cambios estructurales en regiones del cerebro, especialmente en pacientes no vacunados”.
Estudios identifican que los síntomas neurocognitivos afectan hasta el 36% de quienes padecen covid prolongado . (Imagen Ilustrativa Uruguay Al Dia).
Las zonas afectadas incluyeron el cerebelo, el precúneo y el giro lingual, así como una reducción del grosor cortical en áreas que también se ven comprometidas en enfermedades neurodegenerativas. Aunque los resultados no implican una relación directa con patologías como el Alzheimer, sí señalan una tendencia que merece más investigación.
.png)
Pacientes con COVID persistente mostraron atrofia cerebral leve y reducción de grosor cortical, según la investigación argentina publicada en BMC Neurology (imagen: BMC Neurology ).
Además de las imágenes, se realizaron pruebas cognitivas. En general, los investigadores no detectaron diferencias significativas entre los grupos, salvo una leve disminución en la velocidad de ejecución en uno de los test aplicados.
La investigación avanzó luego hacia una segunda etapa, gracias a un financiamiento otorgado por la Organización Internacional de Investigaciones del Cerebro (IBRO). En esta fase, se busca validar biomarcadores del COVID prolongado a través de muestras de saliva.
Marcela Brocco, doctora en Ciencias Químicas e investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, lidera junto a Belzunce el nuevo tramo del proyecto. “Queremos construir una herramienta diagnóstica que integre salud mental, función cognitiva e imágenes cerebrales”, explicó.
Brocco destacó que una prueba no invasiva permitiría identificar personas en riesgo y medir la eficacia de tratamientos. El objetivo es anticipar secuelas antes de que se manifiesten de forma irreversible.
Aunque aún no hay una hipótesis unificada sobre el origen del COVID persistente, estudios internacionales sugieren que podría estar relacionado con respuestas autoinmunes, desregulación del sistema inmune o incluso la reactivación de restos virales en el sistema nervioso central.
Según distintas estimaciones, los síntomas neurocognitivos como niebla mental, pérdida de memoria y dificultad para concentrarse afectan entre el 18% y el 36% de quienes atraviesan esta condición. La mayoría de los afectados reportaron no haber recibido vacunación al momento de infectarse.
Un estudio paralelo, realizado por la Universidad de Pittsburgh y publicado en la revista PNAS, también detectó alteraciones en la materia blanca del cerebro y signos de inflamación en pacientes no vacunados que cursaron COVID leve o moderado.
Los especialistas coinciden en que el COVID prolongado no es una enfermedad única, sino un conjunto complejo de más de 200 síntomas posibles. Ante esta diversidad, los investigadores insisten en la necesidad urgente de desarrollar estrategias terapéuticas y herramientas diagnósticas específicas.
“El impacto en la calidad de vida y el nivel de actividad física de los pacientes es evidente”, concluyeron los autores del estudio argentino. Las investigaciones continúan con el objetivo de brindar respuestas concretas y mejorar el abordaje médico de esta nueva realidad post-pandemia.
