Los celestes intentan romper la defensa venezolana en una noche de dominio sin premio.
Uruguay mantiene el control del juego desde el inicio, pero la falta de definición impide romper el empate ante una Venezuela cerrada y defensiva.
Uruguay arranca el partido con decisión. Se planta en campo rival, busca abrir por las bandas y presiona en bloque. La intención es clara: marcar rápido para tomar el control total del encuentro. Venezuela, por su parte, se agrupa atrás, cierra espacios y espera el momento para salir de contra.
La primera llegada se da con un córner que ejecuta Giorgian De Arrascaeta. José María Giménez salta, gana de arriba, pero el cabezazo no encuentra arco. Los celestes manejan la pelota con paciencia, giran de un lado al otro, tratando de desacomodar a una defensa venezolana que no se apura y resiste.
Maxi Araújo intenta con un remate que se desvía y termina en córner. Antes, De Arrascaeta mete un centro envenenado que el arquero Romo despeja con lo justo. Hay aproximaciones, sí, pero falta el golpe final, el pase justo o el remate limpio que rompa la igualdad.
Venezuela recién aparece en ofensiva pasados los 15 minutos. De una jugada a favor de Uruguay, surge una recuperación y salida rápida de Cásseres. El volante acelera y habilita a Rondón, que remata pero choca contra la marca de un defensor celeste. Es un aviso, pero no pasa de eso.
Uruguay sigue insistiendo. Circula la pelota con criterio, mete centros desde ambos costados y prueba desde afuera. El equipo domina en todo sentido, salvo en el marcador. Venezuela se cierra aún más y apuesta a que el tiempo juegue a su favor.
La hinchada empuja, pero el gol no llega. Los minutos pasan y, aunque los celestes no renuncian al ataque, el empate se vuelve inevitable. El equipo se va con sensaciones encontradas: fue superior, jugó mejor, pero le faltó ese último toque para reflejarlo en el resultado.