Oradores en la Plaza 33 de Salto pidieron frenar la ley de eutanasia. Foto: Uruguay Al Día.
En una tarde cargada de emoción y debate social, la Plaza 33 de Salto se convirtió en escenario de una de las movilizaciones más resonantes de los últimos tiempos en la ciudad. Tras la marcha convocada por organizaciones y vecinos que rechazan la aprobación de la ley de eutanasia, la legisladora Natalia Piguina tomó el micrófono y se dirigió a quienes permanecían reunidos, todavía con carteles en alto y cánticos que pedían “vida y dignidad para todos”.
Piguina, visiblemente conmovida, comenzó su intervención recordando que “cada vida importa, incluso —y sobre todo— cuando atraviesa momentos de mayor fragilidad”. subrayó que el camino, a su entender, no pasa por legalizar la eutanasia sino por fortalecer el acceso a cuidados paliativos de calidad, con un estado presente y recursos adecuados.
“Hoy levantamos la voz en defensa de la vida, de la dignidad y de los derechos que ya están reconocidos, pero que muchas veces el estado no cumple como corresponde”, sostuvo, mirando directamente a la gente que seguía atenta desde el empedrado. “no podemos permitir que se proponga la muerte como solución cuando ni siquiera hemos garantizado que se pueda vivir con dignidad hasta el último instante”.
La legisladora apeló también a la responsabilidad de sus colegas en el parlamento, remarcando que el proyecto no es uno más en la agenda legislativa. “en sus manos no está una votación cualquiera: hoy tienen la decisión más grave e irreversible que existe, la vida o la muerte de un ser humano”, advirtió.
Más allá de las posturas encontradas que despierta el tema, la marcha dejó claro que el debate sobre la eutanasia en uruguay seguirá ganando espacio en las calles, en los hogares y, por supuesto, en el parlamento.
Por otro lado, y en un tono igual de firme que el de la legisladora Piguina, la representante del Grupo Provida y Familia de Salto, Alexandra Bozzo, tomó la palabra en la plaza 33 para dejar clara su postura frente al proyecto de ley de eutanasia que se discute a nivel nacional.
Con la voz segura y un evidente compromiso personal, Bozzo advirtió que la eutanasia, tal como está planteada, significa “dar muerte a una persona bajo el pretexto de eliminar su sufrimiento”. a su entender, se trata de una “falsa piedad” que, lejos de acompañar, elimina a quien atraviesa una enfermedad irreversible.
“La verdadera compasión nos hace solidarios con el dolor de los demás. no se trata de eliminar a la persona que sufre, sino de estar ahí, de acompañar, de dar cuidados”, sostuvo. criticó que el proyecto “clasifica a las personas entre quienes merecen vivir y quienes no” y alertó sobre el riesgo de considerar que una vida con baja calidad o dependencia “sea vista como un estorbo o una carga”.
Bozzo fue más allá y planteó que “permitir la eutanasia es ponerle un precio a la vida humana” y desplazar a la medicina de su verdadera misión: curar, aliviar y acompañar hasta el final natural. “la eutanasia sustituye a la medicina, porque en lugar de mitigar el dolor, decide acabar con la vida”, remarcó.
En su mensaje, destacó el rol de los cuidados paliativos como respuesta ética y humana al sufrimiento, brindando hidratación, alimentación, medicamentos, atención higiénica y contención emocional. “lo que más teme un enfermo no es el dolor físico, sino el abandono. y ahí es donde la sociedad tiene que estar presente”, agregó.
También vinculó la discusión sobre eutanasia con otros indicadores preocupantes sobre la vida en uruguay: mencionó que desde la aprobación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, en 2012, se registraron más de 106.000 abortos, que 2025 marcó la cifra más baja de nacimientos desde 1888 y que el país figura entre los de mayor tasa de suicidios en américa latina, siendo esta la principal causa de muerte en adolescentes de 15 a 19 años.
Para Bozzo, estos datos reflejan “una silenciosa tragedia social” y una creciente desvalorización de la vida humana. “una sociedad que no cuida a sus miembros más débiles y enfermos pierde su propia humanidad”, sentenció.
En el cierre de su discurso, Bozzo apeló a su fe católica y expresó que la vida “es un don de Dios” y que “nadie tiene autoridad para quitarle la vida a un inocente, aunque lo pida”. “sólo dios puede darla y quitarla”, concluyó, agradeciendo a los presentes y recibiendo un fuerte aplauso de la multitud.
En el mismo acto realizado en la Plaza 33 de salto, el neurólogo Carlos Schroeder tomó la palabra para advertir sobre lo que, a su entender, serían las consecuencias irreversibles de la aprobación de la ley de eutanasia en uruguay.
Schroeder explicó que integra un equipo multidisciplinario con profesionales de distintas áreas —médicos, filósofos, enfermeros, abogados— y de todos los partidos políticos, que ha trabajado intensamente para difundir, por todos los medios posibles, los riesgos que esta legislación podría traer al país. “no podemos, de ninguna manera, adherirnos a esta ley que va a marcar un antes y un después”, sostuvo.
El médico recordó que existen antecedentes internacionales que deberían servir de advertencia. mencionó el caso de bélgica y holanda, donde la eutanasia se aprobó años atrás, y relató que allí las prácticas se multiplicaron exponencialmente, llegando incluso —según denunció— a aplicarse a personas que no la habían solicitado, e incluso a menores de edad. citó como referencia el libro lo que esconde el decorado, escrito por un grupo de médicos paliativistas belgas que, decepcionados por la situación, dejaron de centrarse en el cuidado integral del paciente como hacían antes.
Con más de cuatro décadas de experiencia médica —43 años como médico y 38 como especialista en neurología—, schroeder aseguró haber acompañado a numerosos pacientes en etapas terminales, así como a familiares y amigos en cuidados paliativos. en ese sentido, destacó que uruguay ya cuenta con una ley específica de cuidados paliativos aprobada en 2023, que considera la verdadera respuesta para aliviar el sufrimiento sin recurrir a la eutanasia.
“El paciente terminal lo que pide es que se le calme el dolor. y hoy en día tenemos tratamientos que prácticamente eliminan la necesidad de soportar dolores intensos”, afirmó. explicó que en los últimos cinco años se han desarrollado terapias muy efectivas, y lamentó que, a pesar de la ley, el acceso a cuidados paliativos no esté garantizado para todos.
Según comentó, recién este año los pacientes del sistema público en salto comenzaron a recibir cuidados paliativos, cuando en el ámbito privado ya se brindaban desde antes. “es una pena, porque una ley aprobada hace casi dos años debería estar garantizando este derecho a toda la población”, subrayó.
Para cerrar, schroeder dejó un mensaje claro: “la verdadera solución para el paciente que sufre está en universalizar los cuidados paliativos, no en aprobar una ley que abre la puerta a la eutanasia”.
Cerrando la serie de oradores en la Plaza 33 de Salto, Ignacio Suparo tomó el micrófono y habló con un tono directo y encendido contra el proyecto de ley de eutanasia que se discute en el parlamento.
“Estamos hablando de lo más grande que disfrutamos todos, que es la vida”, comenzó. y advirtió que, si uruguay aprueba esta ley, “habrá cerrado el círculo de la muerte” al que hacía referencia juan pablo ii. según Suparo, el país ya transita esa “cultura de la muerte” desde la legalización del aborto y la promoción de lo que considera una desvalorización de la vida y la familia. “primero matamos antes de nacer, ahora quieren matar después de nacer con la eutanasia”, afirmó.
Cuestionó la premura parlamentaria para aprobar la iniciativa, cuando —sostuvo— “no hay un clamor popular que la reclame”. aseguró que esta no es una demanda que surja de la ciudadanía, sino “una agenda que viene de arriba, presionando a nuestros legisladores para que voten algo que no tiene ni pie ni cabeza”.
Basándose en lo que ocurre en países que ya aprobaron la eutanasia, Suparo advirtió que uruguay podría seguir el mismo camino. recordó que de los 195 países del mundo, solo seis o siete han legalizado esta práctica, mientras que el resto “sabe los efectos terribles que puede provocar en la sociedad”.
Explicó que en esos países se ha dado lo que denominó “la pendiente resbaladiza”: al convertir la muerte en un derecho, el estado la institucionaliza, la financia y la legitima, lo que lleva a que cada vez más personas la soliciten. “cuando alguien se siente solo, enfermo o como una carga, empieza a creer que la eutanasia es la salida”, señaló.
Otro de los efectos graves, según Suparo, es que la eutanasia desincentiva la inversión en cuidados paliativos. esto, aseguró, genera más sufrimiento no tratado y, en consecuencia, más pedidos de eutanasia. “es un círculo vicioso”, remarcó, mencionando cifras como el aumento del 1.200% en bélgica y el hecho de que en canadá la eutanasia ya representa el 5% de las muertes anuales.
También se refirió al concepto de la “ventana de overton”, un proceso mediante el cual algo impensable se normaliza y se amplía con el tiempo. “hoy, en países donde está aprobada, no solo mueren más personas por eutanasia, sino que la piden quienes no deberían morir: pobres, ancianos, personas solas, depresivos y, aunque cueste creerlo, incluso niños de apenas un año”, denunció.
Con un aplauso prolongado, Suparo dejó claro su mensaje final: “el uruguay necesita más vida, más nacimientos y políticas que fortalezcan la familia. no necesitamos más muerte. necesitamos exactamente lo contrario”.