Rescate de emergencia en Paysandú: viento imprevisto voltea un catamarán y Prefectura salva a sus cuatro tripulantes

Prefectura rescata a cuatro tripulantes de un catamarán volcán por el viento. Clima extremo y falta de despacho complicaron la travesía.

Cuatro personas fueron rescatadas tras quedar a la deriva luego de que su embarcación volcara por una fuerte ráfaga de viento.

La alerta amarilla anticipaba riesgos, pero un catamarán sin despacho fue sorprendido por el viento, dejando a sus tripulantes en el agua.


Rescate en Paysandú: un catamarán volcado y el viento como protagonista

La tarde pintaba tranquila, pero el Río Uruguay tenía otros planes. Cuatro tripulantes de un catamarán a vela vivieron un susto mayúsculo cuando una repentina racha de viento volcó su embarcación mientras navegaban hacia el Yacht Club Paysandú desde la Isla Caridad.

El reloj marcaba las 20 horas, y el parte meteorológico ya advertía de una alerta amarilla en la región. Con la tormenta acechando, la Prefectura de Puerto estaba en alerta máxima. Fue en ese contexto que la embarcación PNN 190, que patrullaba la zona, divisó a los náufragos flotando a la deriva.

Un golpe de suerte en medio de la tormenta

El grupo, que no había presentado el despacho obligatorio de navegación, se encontró con la fortuna de su lado. Ninguno de los tripulantes sufrió heridas ni requirió asistencia médica. El viento los sorprendió, pero el rápido accionar de la Prefectura evitó un desenlace trágico.

Minutos después, se sumó al operativo la embarcación PNN 900, que ayudó a trasladar tanto a los afectados como al catamarán volcado hacia la costa. Finalmente, todo quedó bajo control, con la nave remolcada hasta el Yacht Club Paysandú.

El río, siempre impredecible

El incidente dejó en evidencia una vez más lo impredecible de las condiciones en el agua y la importancia de respetar las normas de navegación. En este caso, el descuido del patrón de no registrar el despacho pudo haber complicado la situación si no fuera por la rápida intervención de los rescatistas.

Mientras el viento sigue haciendo de las suyas, el río recuerda que no perdona distracciones. Una lección para todos los navegantes: cuando el clima habla, hay que escucharlo.


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