Hugo Fernández Faingold dejó una huella imborrable en la política uruguaya contemporánea.
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En la mañana de este jueves se conoció el fallecimiento de Hugo Fernández Faingold, quien murió a los 78 años. Su nombre estuvo profundamente vinculado al Partido Colorado y al batllismo, siendo un actor político relevante en momentos clave de la historia reciente del país.
Fernández Faingold fue vicepresidente de la República durante el segundo mandato de Julio María Sanguinetti, entre 1998 y 2000, tras la muerte de Hugo Batalla. Pero su trayectoria comenzó mucho antes y abarcó distintos roles: ministro, legislador, académico y diplomático.
Las muestras de afecto y reconocimiento no tardaron en llegar. Conrado Rodríguez, diputado colorado, lo despidió en redes sociales con un mensaje emotivo: “Digno servidor de la República, luchador por la justicia social y batllista de ley. Amigo entrañable de mi familia. QEPD, querido Hugo”.
Desde el Senado, Robert Silva también compartió un recuerdo reciente: “Hablé con él hace dos días, cuando me llamó para plantear un tema de su preocupación. Un gran colorado y batllista que fue clave en momentos tan difíciles para la República”.
El escritor Ernesto Castellano también dejó palabras que reflejan la huella personal que dejó: “Nos queda haber compartido jornadas programáticas y formidables mañanas de diletantismo político mientras sonaban los tangos. Se fue físicamente un gran batllista y mejor persona”.
Además de su carrera política, Fernández Faingold tuvo una sólida formación académica. Estudió Sociología y Ciencia Política en Estados Unidos, fue decano de la Facultad de Ciencias Sociales en Costa Rica y dirigió un taller de Políticas Públicas en la Universidad de la República.
Durante la transición democrática, entre 1984 y 1985, cumplió un rol clave. También fue director del diario El Día y ocupó el Ministerio de Trabajo entre 1985 y 1989, en el primer gobierno de Sanguinetti.
En 1994 fue electo senador por el Foro Batllista, y entre 1995 y 1999 se desempeñó como secretario general del Partido Colorado. Luego de asumir la vicepresidencia, cerró el segundo ciclo de Sanguinetti en el poder.
Entre 2000 y 2005 representó al país como embajador en Estados Unidos. Allí tuvo un papel fundamental durante la crisis económica de 2002, cuando, junto a otros jerarcas del gobierno de Jorge Batlle, gestionó una asistencia financiera directa con el secretario del Tesoro norteamericano, Paul O’Neill. Esa ayuda fue posible gracias al compromiso del entonces presidente George W. Bush con la administración uruguaya.
Hugo Fernández Faingold deja un legado de compromiso institucional, diálogo político y servicio público. Fue uno de esos referentes que, sin estridencias, construyó desde el pensamiento y la acción concreta. Para muchos dentro y fuera del Partido Colorado, su partida representa el fin de una época.