El MPP respalda a Viera y redobla ataques, ignorando la gravedad del escándalo. Foto: Carlos Lebrato / FocoUy
El MPP elige proteger a Viera pese a su renuncia forzada y acusa a la oposición de tener “cara de piedra”.
Cuando uno cree haber visto todo en política, aparece el MPP para superarse. Tras la renuncia de Eduardo Viera a la presidencia del Instituto Nacional de Colonización por violar abiertamente la Constitución, lejos de asumir responsabilidades o revisar los errores de gestión, el Movimiento de Participación Popular eligió blindarlo políticamente y atacar a la oposición con un cinismo alarmante.
"Ellos tienen rostro de piedra", dispararon desde el MPP, intentando victimizar a Viera como si su salida hubiera sido fruto de una cacería política y no de una incompatibilidad legal flagrante, pública y escandalosa. Viera era colono —beneficiario directo de tierras públicas— mientras presidía el organismo encargado de administrarlas. Una aberración jurídica que violaba el artículo 200 de la Constitución de forma indiscutible.
Pero para el MPP, el problema no fue el nombramiento indebido, la falta de controles o el desprecio por las normas institucionales. El problema, según ellos, fue que alguien lo denunció.
Es el manual viejo del aparato: negar lo obvio, victimizar a los propios, atacar a los que exponen las irregularidades y repetir que "todos son iguales" para embarrar la cancha. Una estrategia que ya no sorprende a nadie, pero que sigue funcionando dentro de los sectores más fanatizados del Frente Amplio.
El escándalo de Viera no es un hecho aislado. Es apenas el último capítulo de un arranque de gobierno plagado de nombramientos vergonzosos. Primero fue Cecilia Cairo, ministra de Vivienda, que debió renunciar tras 20 años de evadir impuestos en su propia casa. Después fue Alejandra Koch, que ascendió a su esposo y a su chofer en la Administración Nacional de Puertos. Y ahora cae Viera, que se sentó al frente de Colonización mientras seguía usufructuando tierras públicas.
Tres renuncias en tres meses. Pero el MPP no ve problemas de fondo, ni errores de gestión, ni violaciones éticas. Solo ve enemigos políticos a los que atacar para sostener su relato.
Mientras tanto, el resto del gobierno de Orsi empieza a naufragar en medio de una sucesión de escándalos que desnudan un reparto de cargos a dedo, amiguismos descarados y un desprecio total por la profesionalidad prometida en campaña.
Las compras millonarias de tierras a través de Colonización, que ya comprometen más de 175 millones de dólares, siguen avanzando mientras hospitales, escuelas y servicios básicos agonizan. Pero ni la obscenidad de esos números detiene al Frente Amplio, que parece más preocupado por ubicar amigos en cargos que por administrar los recursos del Estado con responsabilidad.
El MPP, que durante años se llenó la boca hablando de ética, transparencia y "nueva política", hoy queda expuesto como lo que es: un engranaje más del viejo aparato clientelista que vino a repartirse el Estado entre los suyos.
El blindaje político a Viera no es un error aislado: es la muestra más brutal de que para el MPP, el poder es propiedad personal, las leyes son un adorno y la culpa siempre es de otros.
El relato progre, de tanto repetirlo, ya ni sus propios protagonistas lo creen. Los hechos lo destruyen día a día.
