Compañeros y familiares despidieron al policía asesinado en emotivo velorio

Un policía murió tras ser baleado en una rapiña en Punta Gorda. La investigación continúa.

Compañeros y familiares despidieron al agente caído en medio de una ola delictiva.


Este martes se realizó el velorio y posterior sepelio de un policía que fue asesinado el viernes pasado durante una rapiña en la zona del Molino de Pérez, en el barrio Punta Gorda, Montevideo. La conmoción fue grande: el agente, de 35 años, formaba parte de la Guardia Republicana y estaba entrenado como negociador. Tenía dos hijos.

La despedida reunió a compañeros de unidad, familiares, amigos y autoridades policiales. También estuvo presente el ministro del Interior, acompañado por la cúpula de seguridad, en un acto que reflejó el impacto del crimen tanto en el entorno cercano como en la institución.

La investigación sigue en marcha y está a cargo del Departamento de Homicidios, que ya logró incautar dos motos y varios celulares tras una serie de allanamientos realizados durante el fin de semana. Los operativos tuvieron lugar en distintos barrios de la capital, aunque por el momento no hay personas detenidas.

El policía, que se encontraba vestido de civil en el momento del asalto, recibió un disparo en la cabeza. Fue trasladado de urgencia al hospital de Clínicas, pero el sábado se confirmó su fallecimiento.

Ese mismo día, la Policía llegó hasta una casa ubicada en las inmediaciones de Antonio Pereira y Oncativo, en la zona de La Cruz de Carrasco. Allí, los investigadores habían recibido información sobre la posible presencia de las motos involucradas en la rapiña: una pertenecía al agente, la otra habría sido sustraída durante el asalto. Ambas fueron halladas en el interior de la vivienda, que estaba vacía al momento del operativo.

Durante el domingo, los procedimientos se ampliaron a otros puntos de Montevideo, como Malvín Norte, Cerrito y nuevamente La Cruz de Carrasco. En esos allanamientos se confiscaron teléfonos celulares que están siendo periciados para intentar reconstruir los movimientos de los implicados y obtener pistas concretas.

Según fuentes cercanas a la investigación, aún no se tiene con precisión la cantidad de personas que participaron en el asalto, aunque se estima que fueron entre cuatro y seis. Se presume que los agresores integran bandas que actúan bajo la modalidad de "robos piraña", en los que se movilizan en motos para atacar en grupo y escapar rápidamente.

Un dato clave que aún no se ha resuelto es la ubicación del arma con la que se disparó al funcionario. Una de las hipótesis que se maneja es que el disparo fue realizado con la propia arma reglamentaria del agente, aunque esto todavía no ha sido confirmado.

El caso generó un fuerte impacto dentro de la fuerza policial, en un contexto donde la inseguridad y la violencia se hacen sentir con más fuerza en algunos barrios de Montevideo. El hecho de que el funcionario estuviera fuera de servicio en el momento del ataque no disminuye la gravedad del caso, que suma un nuevo capítulo a la preocupación por el accionar de grupos delictivos organizados.

Mientras continúa la investigación, el ambiente entre los efectivos es de consternación. La figura del agente asesinado fue destacada por quienes lo conocieron, no solo por su profesionalismo sino también por su calidad humana.

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