Periodistas enfrentan amenazas crecientes que dificultan su labor y comprometen el acceso a información confiable.
Bryant B. Tucker
Soy corresponsal internacional de Latam Press, reportando los principales acontecimientos de América Latina con enfoque en política y sociedad.
En un panorama político y social cada vez más complejo, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha alertado sobre los enormes desafíos que los periodistas enfrentarán en 2025 en América Latina. La advertencia no es nueva, pero sí urgente. Entre amenazas a la libertad de expresión, un clima de creciente violencia y la consolidación de regímenes autoritarios, la situación de los trabajadores de la prensa en la región se perfila como una batalla constante por informar en condiciones adversas.
El contexto actual, según la SIP, ya es alarmante. En su última reunión semestral, realizada en abril de 2024, se discutieron cifras que ilustran el deterioro de la seguridad para los periodistas. En varios países de la región, las agresiones son casi cotidianas, y las estadísticas de asesinatos son escalofriantes. “Estamos viendo un nivel de violencia nunca antes registrado”, afirmó José Roberto Dutriz, presidente de la organización. Las imágenes de periodistas huyendo de sus oficinas, protegidos por sus colegas, o las crónicas de reporteros que han optado por el exilio se han convertido en una constante.
En este clima de incertidumbre, las amenazas no solo provienen de actores criminales, como el narcotráfico o grupos armados ilegales. También los gobiernos autoritarios han intensificado su control sobre los medios de comunicación, utilizando tácticas que van desde el acoso judicial hasta el cierre arbitrario de redacciones. Un ejemplo claro ocurrió en Nicaragua, donde periodistas y directores de medios han sido encarcelados o forzados a salir del país. Las restricciones a la prensa independiente son una herramienta más para perpetuar el poder, dejando a los ciudadanos sin acceso a información imparcial.
A este panorama ya complejo se suma el impacto de la desinformación y el uso de plataformas digitales para desacreditar a la prensa tradicional. Las redes sociales, aunque poderosas herramientas de información, también son caldo de cultivo para campañas de desprestigio contra periodistas. Uno de los casos más recientes fue el de una periodista de México que recibió amenazas de muerte tras publicar una investigación sobre corrupción en su localidad. Las amenazas llegaron no solo por mensajes directos, sino a través de campañas de odio dirigidas desde perfiles falsos, lo que obligó a la reportera a abandonar su casa con su familia.
La SIP también ha destacado cómo estas dinámicas afectan a los reporteros jóvenes, quienes, aunque llenos de entusiasmo y compromiso, se enfrentan a un entorno laboral precario. Muchos medios de comunicación carecen de recursos para garantizar la seguridad de sus equipos. En zonas de conflicto, por ejemplo, los periodistas suelen trabajar sin seguros médicos, chalecos antibalas o capacitación adecuada. “Es como ir a la guerra sin armas”, lamentó un reportero que cubre sucesos en Colombia y que pidió no ser identificado por temor a represalias.
En respuesta a este sombrío panorama, la SIP ha impulsado iniciativas como el programa "Redacciones Más Seguras", en colaboración con Google News Initiative. Este proyecto busca dotar a los medios de herramientas y conocimientos para mejorar la seguridad de sus equipos. Desde talleres sobre manejo de situaciones de riesgo hasta protocolos para proteger la información digital, el programa es un paso adelante, aunque los desafíos siguen siendo enormes. “No se trata solo de proteger a los periodistas, sino también de garantizar que el público reciba información confiable”, señaló Dutriz durante la presentación del proyecto.
La SIP también ha denunciado el impacto del autoritarismo en la región. Países como Venezuela, Cuba y El Salvador se han convertido en ejemplos preocupantes de cómo los gobiernos utilizan el aparato estatal para silenciar a la prensa. En Venezuela, por ejemplo, el cierre de medios independientes ha dejado un vacío informativo que las redes sociales no logran llenar por completo. Mientras tanto, en Cuba, las restricciones a internet dificultan aún más el trabajo de los periodistas que intentan reportar desde el interior del país.
A pesar de este panorama, la SIP se muestra decidida a continuar su labor en defensa de la libertad de prensa. Durante su reunión, se enfatizó la importancia de no ceder ante la intimidación, recordando a los periodistas caídos como un recordatorio de la valentía que requiere esta profesión. “Cada periodista que sigue trabajando, pese a las amenazas, es un testimonio de la importancia de la verdad”, afirmó un delegado durante las sesiones.
La presión internacional también ha sido un tema recurrente en las discusiones de la SIP. Organismos como Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos han condenado las agresiones contra periodistas en la región, pero las medidas concretas son insuficientes. La SIP ha pedido a los gobiernos democráticos que incluyan la protección de los periodistas como una prioridad en sus agendas, subrayando que la libertad de prensa es fundamental para el fortalecimiento de las democracias.
En paralelo, la organización ha instado a los propios periodistas a adoptar estrategias de autoprotección. Esto incluye desde el uso de tecnologías que dificulten el rastreo de comunicaciones hasta la creación de redes de apoyo entre colegas. En países como México, estas redes ya han salvado vidas, permitiendo que periodistas en peligro sean evacuados rápidamente a lugares seguros. Sin embargo, estas soluciones, aunque efectivas, no abordan el problema de fondo: la falta de un entorno seguro para ejercer el periodismo.
La SIP ha dejado claro que 2025 será un año crucial. Mientras los periodistas enfrentan amenazas crecientes, la organización reafirma su compromiso de luchar por un entorno en el que la libertad de expresión no sea una consigna vacía, sino una realidad tangible. El desafío es inmenso, pero la determinación de quienes trabajan en esta causa parece aún más fuerte.